Los viejos dioses griegos abandonaron el monte Olimpios, su Olimpia, cuando el cristianismo se impuso. Igual pasó con las deidades romanas. La antigüedad estaba conmocionada. Hubo una reunión, a propuesta de Zeus, en los montes de la Celtiberia profunda, allí estaban Artemis, Cibeles, Hermes, Dioniso... y pronto acudieron las deidades romanas: Marte, Apolo, Júpiter, Juno, Venus, Neptunus, Volcanus... El lugar, entre el Moncayo y Urbión.

 

También acudieron el dios japonés de la abundancia, Izanagi; el hindú Vaisravana; el chino Fukurokuju, el dios de la Fortuna Hotei...y, a petición de la diosa de la suerte, la romana Fortuna, decidieron habitar en lo sucesivo en la altiplanicie soriana, siendo sus santuarios los inmensos pinares que rodeaban las tribus arévacas a quienes ya apoyó Zeus venciendo en varias ocasiones a las legiones romanas hasta que llegó el Africano. Y así, esta tierra quedó bendecida por los dioses, por la Fortuna... y parece ser que a veces se les ve por esta Administración de Lotería Número 1 de Soria que visitan al ser su preferida habida cuenta de los premios que reparte. Los viejos dioses juegan aquí a la lotería para divertirse, y es la diosa Fortuna la que les hace sonreir. Juegue con los dioses, ganará seguro porque en Soria habita la diosa Fortuna.

                      

J.A.M. de M.

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